¿A qué suena el ir y venir de cofrades, portando cirios, sacando brillo a las insignias u ordenando los tramos de nazarenos? Cuando termina la Semana Santa, el cofrade revive sus instantes preferidos al escuchar una marcha. La música procesional proyecta devoción pero también puede hacer llegar al público cómo se gesta una procesión. Antonio Moreno Pozo, compositor de Puente Genil, ha demostrado cómo hacerlo en una obra titulada «Comedia Cofrade». Se trata de otro hito en la carrera de este autor, premio Font de Anta en 2010 y autor de algunas de las obras más celebradas de los últimos años.
Se escucha una voz. Es el primer movimiento, que cuenta cómo el prioste de una hermandad comienza a inculcar en sus ayudantes la necesidad de preparar el cortejo. Flores, limpieza y montaje de los pasos, que no se olvide el incienso y ojo a esos varales. Nervios y responsabilidad en una escena que envuelve una música alegre.
Es el prioste, como si de un capataz se tratara, el que guía a su equipo y da sentido a la melodía. «¡Respiraderos!, ¡Pollero!, ¡Ahora, los varales!», órdenes que se funden con una melodía propia de las marchas procesionales. Termina el primer movimiento y el prioste, satisfecho, decide celebrar que todo ha quedado «de dulce». Pulsa aquí para escuchar la obra completa.
Segundo movimiento
Los instrumentos dejan paso a un siseo a paso de costalero, llamadas al camarero y pequeños golpes a una botella de cerveza para marcar el compás. Es el momento de la celebración, alrededor de una cerveza y sabiendo que queda poco para salir en procesión.
El desafío era importante. Coger el clima que se respira en una cofradía en los días previos a su salida en procesión y hacerlo música. Moreno lo hizo en 2011, a petición de Francisco Javier Gutiérrez, director de la Banda Sinfónica Municipal de Sevilla. Dos movimientos divertidos que transforman el sonido habitual de los trombones, tubas y violines en una pieza de lo más original.(Abc. R.C.M.)
