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lunes, 27 de julio de 2015

LA COFRADÍA DE JESÚS NAZARENO SE DESPIDIÓ DE LAS REVERENDAS MADRE FELIPENSES

En el día de ayer, 26 de julio de 2015, tuvo lugar un emotivo encuentro entre la cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y la comunidad de Madres Filipenses de nuestra ciudad, que, por desgracia, cierran su convento y residencia, en el que han dado atención a centenares de niñas y jóvenes excluidas socialmente, huérfanas, abandonadas y sin estudios, que es el carisma fundacional de la Congregación de Madres Filipenses Hijas de María Dolorosa (las Filipenses como popularmente son conocidas), a las que no sólo acogían sino que educaban y formaban en sus talleres para que luego pudieran defenderse en la vida, proveyéndolas incluso de dote para su casamiento.

Llegaron en los años cincuenta del pasado siglo a Puente Genil, asentándose en la casa lindante con el templo que cobija a la patrona, en la calle Aguilar esquina con calle Cosano, donde hoy se ubica el bloque de pisos que albergó en su planta baja el antiguo juzgado de Primera Instancia y ahora acoge el Archivo Municipal.

La Madre Leonor, malagueña de La Alameda, que ha estado entre nosotros 55 años, se encuentra muy afectada y con lágrimas en los ojos aún recuerda, entre otras anécdotas, las enormes ratas que campaban por el antiguo edificio y las penurias que tuvieron que pasar.

En el año 1980 pudieron trasladarse al moderno edificio que se construyó frente al Instituto “Ingeniero Juan de la Cierva y Codorniu” y el pabellón polideportivo cubierto “Miguel Salas” y que ahora, por falta de vocaciones y la mucha edad de todas ellas, hace inviable que se mantenga abierto, por la gran carga que supone el mantener un edificio tan grande en el que ya no atendían a niñas y se usaba últimamente para albergar retiros y cursillos religiosos.

Madre Mercedes, de 91 años, muy dicharachera, rezuma simpatía y con una memoria sorprendente reconoce que cuando las necesidades acuciaban el pueblo respondía de una manera u otra, también estuvo 30 años entre nosotros y luego pasó a otros destinos, lamentando que ahora que había pedido volver otra vez a Puente Genil, se tenga que marchar.

Madre Pilar, que como Madre Mercedes se ayuda de un andador para desplazarse, está también muy afectada por la partida, dice que siempre se acordará de Puente Genil y que rezará por todos nosotros desde su nuevo destino en Antequera.

La superiora, Madre Margarita, una ecijana agradecida que ahora va destinada a Sevilla, nos explica que es muy doloroso y triste cerrar la casa y que por eso no quieren hacer una despedida pública, si bien estos días no paran de recibir numerosas visitas, que, a nivel privado, les están diciendo adiós, pues su marcha definitiva se producirá el próximo viernes 31 de julio, en que las recogerán y llevarán a sus nuevos destinos.

Recuerda a tantos como en Puente Genil han estado siempre vinculados a ellas, a muchos particulares y, cómo no, agradece a la cofradía todas las muestras de afecto que a lo largo de estos años les ha dispensado. Dice sentir pena pero que no queda otra, acatando humildemente la decisión de la Congregación.

Los miembros de la cofradía, recibidos en la sala de espera, pidieron posar junto al cuadro de Jesús Nazareno que allí recibe a todo el que llega.

Posteriormente, pasaron a la capilla, donde el Cofrade Mayor, Francisco Javier Reina, elevó unas preces de acción de gracias por nuestras queridas Madres Filipenses y cuanto de bueno han hecho entre nosotros, dando siempre ejemplo de sencillez, abnegación y entrega, deseándoles a todas lo mejor en su nuevo destino y pidiéndoles no nos olviden nunca y nos tengan presentes en sus oraciones, pues nosotros tampoco las vamos a olvidar.

¡GRACIAS QUERIDAS MADRES FELIPENSES POR TANTO! ¡QUE JESÚS NAZARENO OS ACOMPAÑE SIEMPRE!( La Cofradía)