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domingo, 22 de enero de 2017

EL PONTANES ANTONIO GUERRA, PRESIDENTE DE ESCUELAS CATÓLICAS, CREE QUE LA JUNTA COMETERÍA UN ERROR SI CIERRA UNIDADES CONCERTADAS O PÚBLICAS

Antonio Guerra es director titular del Colegio de la Compañía de María de Puente Genil y presidente en Córdoba de Escuelas Católicas, un colectivo que tiene 400 centros repartidos por toda la región, con unos 225.000 alumnos y más de 16.000 profesionales y que ha anunciado movilizaciones "si la Junta de Andalucía decide cerrar aulas de centros que cuentan con demanda, con el fin de llenar aulas de centros públicos que se encuentran vacías por falta de alumnos", como temen. La incógnita de la renovación de conciertos para el próximo curso se despejará el próximo mes de marzo.

-¿Tiempos difíciles?

-Tiempos duros los ha habido siempre. Ahora quizás hay ciertas cuestiones sociales que van definiendo las distintas formas de ver la educación. Hay sectores sociales que creen que sólo debe haber una educación única que dependa directamente del Estado, pública y a la que debemos asistir todos; y hay otros sectores que creen que debe haber una diversidad en la educación y que los padres son los que deben elegir. Y no solamente por opinión, sino porque la propia Constitución nos ampara con el artículo 27 y en nuestro Estatuto de Autonomía también lo dice claramente. El Estatuto dice que en Andalucía la educación será el 80% pública y el 20% concertada. Creo que con este porcentaje podemos seguir adelante muy bien, pero quienes tienen que hablar son los padres, porque si mañana los padres no me quieren, yo tendré que cerrar mi cole. Eso es así de contundente. No obstante, el hecho de que tengamos una espada de democles en la cabeza nos hace ser mejores. Porque hoy no podemos estar trabajando en los colegios igual que hace 15 años; si hay colegios en los que se trabaja hoy igual que hace 15 años, empezarán a morir.

-¿Cuál es hoy la situación de la educación concertada?

-El problema más grave es el de enfrentarse a los recortes que en general hay en todo el sistema educativo, tanto de personal como de medios. Aunque en la concertada quizás los hemos sufrido un poco más, porque el dinero que la Junta destina a los capítulos de otros gastos, que es con lo que pagamos el agua, el teléfono y al personal no docente, sigue sin ponerse al día desde hace unos 12 años

-¿Esa situación cómo se traducen concretamente en Córdoba?.

-Estamos hablando de la economía para el funcionamiento diario de los centros; creo que más que perder es no ganar. El desarrollo en los últimos ocho o diez años de todos los aspectos tecnológicos ha sido muy potente, de herramientas que nos pueden ayudar en educación. No obstante, cuando la Junta ha estado regalando ordenadores por la cuestión que sea no ha llegado eso a cuajar; y cuando la Junta ha estado poniendo pizarras digitales casi sin formación nosotros hemos tenido que poner estos medios tecnológicos con lo poco que había. También es verdad que en algunos casos los padres nos echan una mano, como pasa en la pública, no creo que haya mucha diferencia, pero eso no debe recaer en los padres.

-¿La crisis ha supuesto una merma en la demanda de estudios en la concertada?

-La demanda no ha bajado por la crisis, sino por la bajada de la natalidad y la vuelta de muchos inmigrantes a sus lugares de origen. Tenemos centros en todos los sectores sociales, al igual que la pública, y quien conozca Córdoba sabe dónde están los centros concertados y su función social. No se trata de poner a lo público en contra de lo concertado, y viceversa. En Andalucía no sobra ninguna unidad, ni pública ni concertada, lo que hay es que reorganizar, porque reorganizando serían mejores los números del informe PISA, si es que le echamos cuenta a ese informe, porque yo también tengo mi opinión sobre el mismo. En definitiva, si tenemos una mayor baja de natalidad, reorganicemos las fuerzas que tenemos, no sigamos recortando y no cerremos unidades. Y pongamos también más apoyo para esos alumnos, que cada vez están surgiendo más con necesidades especiales. Para ello tenemos más medios, tanto humanos como la posibilidad de mayor financiación, que debemos usar en la enseñanza en general.

-¿Cuál es la cifra actual de colegios concertados en Córdoba?

-De Escuelas Católicas, 42 centros. Y en general, unos 54.

-La Junta plantea que si hay un concertado cerca de uno público la renovación del concierto peligra, ¿temen que finalmente se haga realidad?

-La Comisión de Conciertos se reunió la semana pasada y no hubo ninguna problemática específica ni nos dijeron que hubiera nada. Yo estoy tranquilo, pero se está oyendo eso que acaba de decir usted y pensamos que no se debe llevar a la práctica. Como he dicho antes, no se debe cerrar ninguna unidad, ni pública ni privada, sería un grave error; pero además es que no se deben cerrar unidades con demanda social, ya que eso va contra la libertad de las personas, en este caso de los padres.

-Todo ello en un contexto en el que se han perdido en los últimos años muchísimos docentes.

-Es cierto, se han perdido muchísimos docentes en la concertada, y también en la pública. La enseñanza concertada sigue sin crecer desde los años 80-90, desde los últimos conciertos de Infantil. Sin embargo, sí creció mucho antes y cualquiera que conozca el mapa escolar de Córdoba sabrá que hay casi polígonos de colegios casi unidos tapia con tapia, incluso públicos, lo que hace incluso que no se entienda ese boom que hubo. Y ahora parece que la cosa va hacia atrás y se han perdido docentes

-¿En qué se traduciría la no renovación de conciertos?

-En principio, los padres perderían libertad de elección de centros y, además, se traduciría en algo quizás más importante, en un número elevado de docentes que irían al paro. Si se pierde una unidad hoy, son 14 unidades las que se pierden en los próximos años. En el momento en el que se pierda una unidad, al año siguiente son tres, al siguiente son cuatro, porque si le quitas una linea a un centro educativo, esa línea al año siguiente tampoco está. Y la merma no sería solo de personal docente, sino también de personal no docente, e influiría también en comedores y otro tipo de servicios escolares que se prestan.

-¿Qué piensa cuando escucha que concertada es sinónimo de elitista?

-Pues pienso que quien dice eso no nos conoce. Hay centros que han perdurado en municipios porque son centenarios. Este año creo que Maristas cumple dos siglos en Córdoba cuando los centros públicos más antiguos tienen menos de un siglo. Como digo, quien dice eso no nos conoce. Nosotros tenemos atención a la diversidad, tenemos muchas aulas de integración y no tenemos más aulas de integración y de educación especial porque las vamos pidiendo y nos las deniegan sistemáticamente. Y tenemos trabajos en centros de educación especial que son referentes en Andalucía. Se trata de colegios totalmente inclusivos en los que los alumnos de educación especial van pasando por las unidades normales a pesar de que son de modalidad C, por lo que deberían estar todo el tiempo en sus aulas. Esos tramos de inclusión son muy potentes y muy serios. Además, si leemos para qué están fundados nuestros centros, el cien por cien de ellos lo está desde la necesidad que surge en un momento determinado de la atención al más necesitado. Nunca se ha creado ningún centro educativo de una orden religiosa para atender a la élite, como algunos defienden.

-¿Se siente atacada la enseñanza concertada?

-Nos sentimos atacados, sobre todo, cuando se nos critica sin razón. Nos sentimos atacados, por ejemplo, cuando hay una manifestación de un sector educativo que dice que tienen que cerrar los centros concertados porque, según ellos, se está desviando dinero público. Claro que con afirmaciones como éstas nos sentimos atacados, pero siempre lo hemos estado y parece que ya no nos duele tanto. Afortunadamente, la mayoría de los que nos atacan lo hace porque no nos conocen. Yo los invito a que realmente nos conozcan, vayan a nuestros centros, hablen con la diversidad de personas a las que estamos atendiendo... Somos un centro más de pueblo o de ciudad. Hay personas que llevan a sus hijos a un centro público y personas que los llevan a un centro concertado, depende de su pensamiento y no tanto de su ideología política, eso hay que tenerlo también muy claro. Porque a nosotros se nos asigna una ideología política y nosotros no tenemos ideología política. Jesús de Nazaret no tenía ideología política.

-¿Les perjudica que la sociedad sea cada vez más laica?

-Yo creo que no. Lo que no nos gustaría, como a cualquier otra institución, es que se tenga que volver a privatizar centros. Estoy seguro de que si hubiera que privatizar centros la mayoría seguiríamos trabajando, pero ya no sería igual, puesto que ya no podríamos llegar a toda la población, que es nuestro interés el de llegar. Cuando el sistema de conciertos comienza hay muchas instituciones a las que no les interesa, porque dicen que están atendiendo a un tipo de población, pero la mayoría se dio cuenta de que era una oportunidad positiva poder llegar a todo el que no tenga que pagar una cuota para estar en el centro. Estamos hablando de los pasados años 80 y realmente hubo ahí un salto muy cualitativo de estar con quien realmente te necesita. Pienso que de los alumnos los que más nos necesitan son los que tienen necesidades especiales, los que tienen problemas sociales de familias rotas, porque muchas veces se piensa que en la concertada, como ha preguntado, atendemos a una élite y no sé a qué elite atendemos. Estoy seguro que no, y a veces muchas personas que vienen a conocernos se llevan una sorpresa de lo que estamos haciendo y de a quien estamos atendiendo.

-Antes se ha referido al informe PISA, que habla de que el nivel de los alumnos andaluces deja mucho que desear, ¿cuál es su valoración al respecto?

-Entiendo que PISA examina a los alumnos en una dirección en la que no vamos en la educación que hay en España. Es como la famosa imagen en la que se ve el mono, el elefante y el pez y se pregunta cuál de estos animales tiene más habilidad para subir a un árbol; obviamente, el pez no va a subir ni el elefante tampoco. Es que en España hemos entrado muy tarde en todo el ámbito competencial y le hablo desde una institución que fue de las primeras en trabajar con competencias con los grupos que estaban comenzando en ello, grupos de renovación pedagógica muy potentes y muy laicistas, incluso, a los que les llamó la atención -por ser un colegio de monjas- que les llamáramos para pedirles que trabajaran con nosotros para mejorar el nivel de nuestros alumnos. Es obvio que necesitamos mejorar siempre, entiendo que en la educación tienen que entrar más planes de mejora , planes de mejora continua. Todavía la educación en España tiene mucho camino por recorrer. Se están dando pasos tanto en la pública como en la concertada. Por lo que a PISA hay que echarle la cuenta que hay que echarle cuando se analiza realmente. Hay unos estudios que hablan en otro sentido y en España se están haciendo cosas muy buenas en Educación. No obstante, lo que es bueno para Córdoba puede que, por ejemplo, no lo sea para Salamanca.

-¿Pero estará conmigo en que el informe es demoledor para Andalucía?

-Sí, Andalucía parece que ahora ha mejorado un poco, pero no mucho. Pero insisto, no hay que echarle tanta cuenta al informe PISA, hay que echarle más cuenta a los que estamos a pie de obra, al profesor que está las 25 horas. Los profesores se están partiendo el pecho por los alumnos y eso está dando sus frutos, igual no los frutos que PISA dice que debe dar.

-¿Y no cree que buena parte de culpa de todo ello lo tiene tanto cambio de ley educativa en tan pocos años por parte del Gobierno central?

-Es que hay una necesidad perentoria de un pacto educativo, un pacto que, por ejemplo, entre otras cosas impida que si viene una línea más laicista o menos laicista obligue a cambiar la ley. La educación tiene que tener una linea de trabajo y tiene que tener unos parámetros más definidos de los que tiene ahora. Es que parece de chiste, pero de chiste malo. Cada ministro no puede venir con una reforma debajo del brazo. Eso no sólo afecta a los alumnos, también a los profesores. No es lo mismo que un profesor esté en un ciclo completo dos años con un alumno y vea ese ciclo como un curso donde puede aplicar todo el trabajo que tiene que hacer de proyectos, etcétera, a que le digan "no, mire usted, esto en un año y esto en otro año". Insisto en que tenemos que llegar a un pacto educativo y, sobre todo, hay que tener muy en cuenta a los profesores en ese pacto. Puede venir bien para ello que no haya tanta mayoría y que entremos en lo que realmente es la democracia, un trabajo de diálogo y de ir como los buenos matrimonios, tú llegas hasta aquí y yo llego hasta aquí. Porque la ideología hay que sacarla de la escuela y los docentes no debemos adoctrinar, sino que debemos trabajar por el crecimiento de los alumnos.(El Día de Córdoba.F. J. Cantador)