La Dirección General de Tráfico (DGT) ha decidido instalar 1.500 radares móviles en las carreteras secundarias de toda España --30 de ellos en la provincia de Córdoba-- con el objetivo de reducir la siniestralidad en los tramos de mayor peligrosidad, seleccionados en función de los accidentes y de los excesos de velocidad detectados. En estas carreteras se dan el 80% de los accidentes mortales, que ocasionaron 900 víctimas el año pasado en el territorio nacional. Trasladados los datos a Córdoba, el 71,42% de las víctimas mortales de accidentes de tráfico lo fueron en las carreteras convencionales de la provincia, con cinco fallecidos. La novedad de esta nueva actuación reside en que, siguiendo la prometida política de transparencia en la gestión del tráfico, la DGT hizo pública ayer la ubicación de estos dispositivos, en los que, además, la Guardia Civil se situará cuando sea posible en zonas visibles para los conductores.
La difusión de la ubicación que tendrán los radares móviles --que también podrá descargarse en los navegadores-- refuerza la explicación de la DGT de que el objetivo es disuadir, prevenir y fomentar comportamientos prudentes, y va más allá del deseo de aumentar la recaudación a través de las multas (aunque crecerá). Ya no se trata de "cazar" a los infractores, sino de que el control de velocidad cumpla la función de mejora de la seguridad, y justo se lleva a cabo cuando empiezan los desplazamientos de las vacaciones de verano. En principio, nada se puede objetar a la DGT por estas reglas claras y juego limpio con el conductor. (Diario Córdoba)
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