Los seis bichos que se lidiaron en esta función por el espada ( Lagartijo ) y su cuadrilla, pertenecían a la ganadería del Sr. Saavedra, hoy del Excmo. Sr.D. Ildefonso Nuñez del Prado, vecino de Arco.
Después de hechas las ceremonias de costumbre, salió el primer toro, que se llamaba Calesero y era castaño y bien puesto, y tomó nueve varas.
El segundo, de nombre Sevillano, y cárdeno, recibió ocho varas.
El tercero, Veneno, cárdeno, de gran cabeza y con recargue, tomó catorce varas e hizo una gran lidia.
Salió el cuarto, que se nombraba Costalero y era berrendo, y recibió seis puyazos con poco poder y voluntad, efecto de estar muy aspeado.
El quinto, Tisnado, castaño, ojo de perdiz y legítimo de su casta ( que es de Vista Hermonsa ) era bravo y recargaba, tomando diez y seis varas y haciendo la lidia en poco terrero.
Tocó la vez al sexto, que se conocía por Conejo; era cardenito, bravo y se crecía al castigo; recibió once puyazos, y no tomó mas por haberlo coledado atrozmente hasta derribarlo el espada Lagartijo.
En resumen, los toros bien, a pesar de haber llegado destrozados por haber hecho su marcha en tres dias días menos de lo regular, sobresaliendo el tercero y quinto.
Los matadores regulares; los banderilleros lo mismo, distinguiéndose el ( Gallito), y los picadores tambien regulares, señalándose Julio Fernández, de Sevilla.
La presidencia desacertadísima en extremo, y la entrada bastante floja. Murieron trece caballos. ( Crónica del corresponsal del BOLETIN DE LOTERIAS Y TOROS de Madrid del año 1.867