
Echando la vista atrás, hay que remontarse a abril de 2006 para encontrar el detonante de la polémica: una proposición no de ley presentada en la Comisión de Salud del Parlamento andaluz por el representante de IU José Manuel Mariscal, en la que solicitaba la puesta en marcha de un servicio de emergencias sanitarias 061 con base en Lucena. Durante el debate, la parlamentaria socialista y ahora delegada del Gobierno, Isabel Ambrosio, introdujo una enmienda transaccional a dicha propuesta planteando que, para hacer efectiva la petición, la única posibilidad era trasladar la base del servicio que en ese momento estaba localizada en Puente Genil, si bien, la decisión quedaba postergada a la puesta en marcha del Hospital de Alta Resolución (que se iba a inaugurar en octubre de ese mismo año) y siempre y cuando ello no supusiera "una merma en la calidad de los servicios de la zona".
La aprobación de aquella proposición no de ley despertó una auténtica ola de indignación en la ciudad del Genil. Los representantes de los partidos políticos comenzaron a pedir explicaciones a sus compañeros sobre lo que verdaderamente había sucedido en sede parlamentaria y muchos ciudadanos se quedaron perplejos al constatar como una decisión adoptada en Sevilla podía privar a todo el pueblo de Puente Genil de un servicio compuesto única y exclusivamente por profesionales especializados en salvar vidas.
Por si fuera poco, durante aquel otoño ya comenzaban a prepararse las elecciones municipales de 2007 y la situación política del municipio estaba más tensa que nunca por el procedimiento judicial que se seguía en el Juzgado a raíz de las presuntas irregularidades cometidas en la construcción del nuevo cuartel de la Guardia Civil.
Las explicaciones de la delegada provincial de Salud, Isabel Baena, llegaron demasiado tarde y todo estaba ya listo para que el 21 de enero más de 12.000 pontanenses se echaran a la calle para exigir lo que ya era un clamor. No obstante, y pese a la masiva movilización ciudadana, los responsables autonómicos no quisieron variar un ápice su posicionamiento y el conflicto se enquistó aún más si cabe. De nada sirvieron las reuniones, concentraciones, y demás medidas de presión posteriores. Finalmente, en la madrugada del 28 al 29 de marzo, Salud ejecutó el traslado ante la indignación de todo un pueblo que aún no lo ha olvidado.(El Día de Córdoba. José Manuel Cabezas.)