Juan Antonio Vázquez Chispi, el máximo goleador de la Liga Asobal de balonmano la pasada temporada, se lesionó de gravedad el pasado 14 de octubre al recibir un golpe fortuito en su rodilla derecha durante el partido entre su club, el Ángel Ximénez Puente Genil y el Naturhouse La Rioja: rotura de ligamento cruzado anterior y del menisco interno. Dos meses y medio después, cuenta los días para empezar a hacer carrera dentro de su proceso de rehabilitación. "A ver si me da tiempo a incorporarme antes de que finalice la temporada", confía.
Pero los plazos de su recuperación no le agobian tanto como la interminable espera para cobrar una deuda de su etapa como jugador en el Ciudad de Almería, uno de los clubes que sucumbieron debido a la crisis económica y a una gestión manifiestamente mejorable. La historia data nada menos que de 2009.
El Ciudad de Almería dejó a deber dinero a su plantilla. Los jugadores reclamaron cobrar del aval depositado como garantía en la Asociación de Clubes (Asobal). Ésta liberó la mayor parte, pero al haber contraído deudas el club almeriense con la Seguridad Social y Hacienda, quedó bloqueada una modesta cantidad, 7.300 euros, que correspondían a Chispi y a otros cuatro jugadores profesionales, Alexander Tiumentsev, Eloy González, Javier Bertos y Eloy Félez.
Ese dinero lo han venido reclamando a través de su asociación (AJBM) a lo largo de los años. Fue objeto de discusión en una comisión de seguimiento, y el Consejo Superior de Deportes llegó a requerir el pasado abril a la Asobal el abono a los jugadores de lo retenido. Incluso se pactaron calendarios de pago que no se han cumplido.
Lecturas opuestas
El motivo que Asobal alega para retener esa pequeña cantidad es que se presentó contra su anterior presidente y su secretario general una denuncia por lo penal del médico de otro club que también acabó en insolvencia, el Algeciras. Hasta que se archive judicialmente, ningún responsable de la Asociación asume la responsabilidad de firmar el pago de la deuda con Chispi y sus excompañeros, pese a que, aseguran, está presupuestado. Tanto el CSD como la Federación Española sostienen, por el contrario, que ese dinero no es embargable por ningún procedimiento judicial y sólo se puede destinar a los jugadores.
"No salgo de mi asombro que llevemos esperando seis años. Es una cantidad irrisoria, pero nos pertenece porque nosotros lo trabajamos", sostiene indignado Chispi. "Desde mi desconocimiento de asuntos legales, no sé qué tiene que ver un asunto con el otro", denuncia el pichichi de la Liga 2014-15, erigido en portavoz de sus compañeros en este insólito caso.
Chispi tuvo otra mala experiencia laboral con posterioridad en el Antequera, el único club del balonmano español en el que sus jugadores llevaron a cabo una huelga legal, también motivada por impagos. Él sólo llegó a cobrar 11 mensualidades por dos temporadas de contrato. Al Ángel Ximénez Puente Genil, en cambio, lo conceptúa como "un club serio". Y mientras avanza en la recuperación de su lesión, se desespera por una deuda de nunca cobrar.(Marca.Javier Romano)
