El Teatro Circo, que retiene en su memoria las grandes gestas del Niño Hierro o los comienzos de un joven Fosforito llamado a protagonizar una época, recibía al viandante con el cartel de "Agotadas las localidades" para la presentación de 'Mi largo caminar', la ópera prima de un profesor y cantaor, David Pino, que predicaba con el ejemplo: escenificar la sabiduría con aquellas ilustraciones que da a sus alumnos en el Conservatorio Superior de Música, de Córdoba, donde, después de quince años de docencia, es ahora el responsable de la cátedra de Cante Flamenco.
El debut discográfico principió con la proyección de un vídeo que nos recordó lo vivido, dado que David debutó en 1987 en Posadas, y quien firma es el único crítico que queda en pie de los que estuvo allí; que nos emocionó con el recuerdo a su padre, un cabal llamado Antonio Pino que no admite cotejo y a quien se le dedica el álbum; personajes con muchas cosas que decir, como Fosforito, Manolo Sanlúcar, Manolo Franco, José Antonio Rodríguez o Faustino Núñez, y un relator, David Pino, que con abrumadora humildad se centró en el caleidoscopio de su vida con la honestidad y respeto que corresponde a su magisterio.
Y escribimos magisterio porque la lección que dio David Pino fue tan determinante como el contenido de su oferta, articulada sobre la erudición y la inmediata ejecución de unos temas abordados con un denominador común: no basta con atacar la complejidad de los cantes, sino que hay que asaltar el entorno que los rodea.
Así, con el respaldo del maestro Manolo Franco, Giraldillo del Toque, y tres Bordón Minero, tal que Gabriel Expósito, José Tomás y Alejandro Hurtado, Pino arrancó tensionado con la malagueña de Chacón para luego transformarse en héroe de sus propia batallas, pues no se limitó a la copia, sino que partiendo de la tradición más veraz fue aportando recreaciones todas muy válidas sobre aquellos cantes que así lo admiten, tal que la soleá apolá, la liviana o la petenera antigua de La Rubia y la de Pastora.
Hubo, mismamente, el tributo a la vidala argentina, que navega entre la milonga y la vidalita, y una aportación que ya demandaba la historia del cante, la carcelera con la melodía que siempre la caracterizó, y no la que hoy se canta, que es un martinete con letra alusiva a la cárcel. Este cante lo rescató Pino merced a Fosforito, que la recordaba de su paisana Carmen Belaguer, gesto impagable del maestro que aporta también su voz para esta contribución, con lo que vuelve a los estudios de grabación la flamante Llave de Oro del Cante.
Y al cierre, con un público enardecido que supo premiar con cálidos aplausos tan bien organizado debut discográfico, los caracoles chaconianos, con un Queco que se lució de lo lindo y unas guitarras que dieron un plus de calidad suprema a una noche inolvidable, sin duda, para David Pino, que, después de 30 años de transitar por los más diversos senderos del cante y de eliminar las piedras del camino, ponía de manifiesto que 'Mi largo caminar' no es un disco de todo a cien, sino una obra muy meditada, elaborada desde el entusiasmo productor de La Droguería Music y sólo apta para los que tienen cosas que decir y, además, saben decirlas... cantando.(El Mundo. Manuel Martín Martín)