Juan Ropero pisó la selva peruana hace cuatro años cuando desembarcó junto a otro sacerdote, Francisco Granados con la difícil tarea de evangelizar un pueblo sumido en una pobreza extrema. Este joven sacerdote, de 43 años natural de Iznájar, lleva sólo 20 días como párroco de las iglesias Jesús Nazareno y San José de Puente Genil y ya echa de menos la vida misionera.
Como él otros 208 misiones cordobeses se encuentran por los cinco continentes dando ejemplo de vida y ayudando donde nadie llega. Se trata de sacerdotes, religiosas incluso laicos que viven para los demás de los que 121 están en América, 31 de ellos en África, 29 en Europa, 23 en Asia 23 y en Oceanía, 4.
La historia de Juan Ropero es similar a la de otros misioneros. Este iznajeño aterrizó en una de las zonas más deprimidas de Perú, donde por aquel entonces sólo estaban las hermanas compasionistas con un pequeño botiquín en medio de la selva. Era el año 2010 y la Diócesis de Córdoba decidió fijarse en este párroco, por entonces, de Aguilar de Frontera, para la misión del Perú.
Juan Ropero describe para ABC con motivo de la Jornada del Domund el próximo 19 de octubre cómo era su día a día en esta provincia de la selva en la región de San Martín donde no había sacerdotes. En total, esta misión debía atender a 60.000 habitantes que tenía la ciudad Picota, y otros 130 poblados diseminados en plena selva. «Al principio el calor, los mosquitos, te choca más, clima más tropical. Los parásitos, las fiebres, pero sólo dura el primer año», recuerda con nostalgia Ropero.
Ese mismo año sirvió para organizar las parroquias, y la parte social (un comedor social y una biblioteca, financiada casi en su totalidad por el colegio Sansueña de la capital cordobesa.
«En los dos últimos años han llegado a este punto del dos congregaciones nuevas Obreras del Sagrado Corazón, en el interior de la selva, y un mes antes de que yo me viniera, Salesianas del Sagrado Corazón de Jesús, en Picota», explicó.
Vas para dar y recibes más
Pero en todo caso, Ropero admite «que uno va allí con la necesidad de dar y recibes mucho más . Se trata de una experiencia muy gratificante que te demuestra que para ser feliz no hace falta tantas cosas de la vida».
En misiones como ésta, incluso en zonas de conflicto abierto como el caso del obispo cordobés en Bangassou, Juan José Aguirre, hay 4 religiosos cordobeses, 99 religiosas, 45 sacerdotes, 44 laicos y 15 seminaristas en distintas partes el mundo.
Entre los países más remotos donde se encuentran los misioneros cordobeses en proyectos humanitarios y evangelizadores están Tanzania, Madagascar, México, Jharkhand (India), Kazajistán, Manila, Vietnam, Timor Oriental o Isla Taiwan, entre otros, según datos facilitados a ABC por la Delegación Diocesana de Misiones Córdoba.
Estas obras son posibles gracias a la generosidad de instituciones públicas y privadas como colegios religiosos que aportaron el año pasado 278.691,32 euros a los que sumar los más de 480.612,59 euros aportados el pasado año durante el Domund.(Abc. P.García-Baquero)