Vivimos una etapa donde parece que está de moda atentar contra la fe, a sabiendas que tienen todo el amparo de los gobiernos que los dejan impune bajo el lema de la "libertad de opinión". Estamos en un país donde atentar contra cualquier religión se tacha de intolerancia y xenofobia. Pero cuando se trata de atentar contra la religión católica todo está permitido, todos callan y "aquí no pasa nada".
La semana pasada un intento de incendio en una iglesia de Madrid. Meses atrás una monja brutalmente golpeada por el simple hecho de ser monja. En Colombia este mes un joven cura ha sido asesinado por ser cura... Es el odio del demonio que se manifiesta en sus hijos que están en el mundo. Lo mismo que Dios tiene sus hijos también el diablo tiene los suyos. Así lo dijo Cristo en la parábola del trigo y la cizaña leída el domingo pasado.
Hoy ha tocado en nuestra parroquia de San José. Un hijo se satanás ha querido dar honra a su padre pintando en nuestra Iglesia, queriendo dejar patente su odio a Dios y su cobardía (cualidad que identifica siempre a los malos) al hacerlo a escondidas. Lo que cree que es un acto de hombría o de no sé qué, queda en un acto de bajeza humana de una pobre persona que hace honor a la estupidez de servir a aquel que en su día le robara el alma.
No podemos cerrar los ojos ante esto. Porque esto está pasando en nuestro pueblo. En nuestro pueblo hay adoradores de satán y si no educamos a nuestros hijos en la verdadera fe, no sólo en nuestras tradiciones mananteras, sino en las verdadera fe, no tendremos defensa alguna. Dicen que en triunfo de los malos es el silencio de los buenos.
Desde aquí muestro mi repulsa a este acto vandálico y de atentado a mi fe. Y pido al Señor por la conversión de esta persona antes de que le coja la muerte. ( Jose Antonio Gallego Gordillo, párroco de la parroquia de San José)