El próximo domingo 29 de mayo de 2016, La Villa de Puente Genil celebrará la festividad del Corpus Christi, teniendo lugar la Solemne Función a las 19:00 en la Parroquia Matriz de Nuestra Señora de la Purificación, estando presidida por por el Arcipreste de la Villa, Rvdo. P. D. Juan Ropero Pacheco, y siendo concelebrada por todos los sacerdotes de la localidad.
Posteriormente, y una vez finalizada la Eucaristía, se iniciará el cortejo procesional acompañado de autoridades , cofradías y estandartes , órdenes religiosas, niños de primera comunión y fieles en general, recorriendo las calles : Don Gonzalo, Borrego, Antonio Baena, Madre de Dios, Santa Catalina, Horno, Paseo del Romeral, Aguilar y Ex Convento de la Asunción ( Iglesia del Hospital )donde se impartirá la Bendición.
Este año ,en el cortejo procesional, y acompañando a la Custodia, también se podrán ver los pasos del Sagrado Corazón de Jesús, cotitular de la Archicofradía, obra de 1890 del escultor valenciano Damián Pastor y que se incorporó al cortejo el pasado año; y por primera vez el de Nuestra Señora de la O, bella inmaculada tallada en 1751 por Pedro Duque Cornejo, cotitular de la cofradía de nuestra patrona, ostentando el cargo de Hermano Mayor del Santísimo Corpus Christi el hermano D. Lorenzo Estepa Franco que estará acompañado por su esposa Dª Pilar Mohedano Aguilar en el cargo de Hermana Ayudante.
Respecto a La Custodia procesional para la exposición del Santísimo el día del Corpus Christi de la Villa de Puente Genil y que regalaron los Marqueses de Priego en 1563 (inscripción que aparece en el cuerpo de la misma ) y según un estudio realizado por el pontanes D. Jesús Rivas Carmona. Catedrático de Arte Universidad de Murcia, podemos decir que es una obra de creación renacentista, siendo de asiento con una típica estructura turriforme.
Esta obra de arte se compone de cuatro cuerpos decrecientes de traza rectangular, partiendo de un gran cuerpo concebido a manera de templete con limpias columnas toscanas, sólo con un anillo para marcar su tercio inferior, dispuestas en las esquinas y sobre las que monta la cubierta, de la que emerge en el centro una especie de cupulilla decorada con motivos repujados. El remate de dicho cuerpo se completa con una crestería, que según los modelos platerescos se forma con medallones de bustos y las características "S" envolutadas en sus extremos, más cuatro ángeles en las esquinas, que se elevan en pedestales cilíndricos directamente sobre las columnas.
Este primer cuerpo hace de basamento del viril, que se levanta tras un abultado nudo con gruesa moldura, erigido encima de la cúpula de aquél y como ella adornado con repujados. El cuerpo propiamente del viril se dispone como una caja de cristal con ángulos de chapa de plata en chaflán, anteponiéndose a ellos estilizados balaustres sin decorar, colocados en diagonal para ajustarse a la estructura de las esquinas.
Este segundo cuerpo, lo mismo que el primero, tiene una especie de cupulilla de superficies repujadas. La encuadran cuatro balaustres, de diseño distinto de los del viril, que siguiendo el esquema de éste forman un tercer cuerpo, flanqueado por las pequeñas esculturas de los Evangelistas, suavizándose así la diferencia de tamaño de uno y otro cuerpo. Como en los anteriores, su cubierta destaca con otra cupulilla, pero en este caso más rebajada y con decoración de gallones, que centra una perinola, a juego con la cual se colocan otras en las esquinas.
El cuarto cuerpo, de semejante estructura, está compuesto por hermes, sobre los que se levantan otras perinolas. Tal estructura arquitectónica, como es lo usual en las custodias renacentistas, acoge un programa iconográfico en escultura, además de lo ya mencionado como complemento de las esquinas.
El primer cuerpo sirve de habitáculo a una preciosa imagen de Cristo a la columna, ajustada a la típica imagen del Quinientos, o sea abrazado a una alta columna, que se distingue por su capitel corintio. Bellísimo es el Cristo, muy italianizante, ofreciendo un estilizado canon y elegante pose en "contrapposto" con hermoso torso girado, que sigue los esquemas de Siloé, aunque con más acusado manierismo. Su rostro delata fuerza expresivista, encuadrado por sinuosos cabellos. Ciertamente, se trata de una escultura de especial finura e interés artístico, que contrasta con el resto, mucho más basto.
El tercer cuerpo acoge al Crucificado y, por último, la custodia se remata con la imagen triunfante del Resucitado. De esta manera, en tan escueto programa iconográfico se pone de manifiesto el significado de la Eucaristía, como memorial de la Pasión, Muerte y Resurrección del Salvador. La custodia es un típico producto de su época, de un Renacimiento avanzado, tal como corresponde a su data en 1563. Las columnas del primer cuerpo con sus limpias líneas arquitectónicas y su propio orden toscano avanzan hacia un clasicismo, que en Córdoba estaba bien abonado gracias a la actuación de Hernán Ruiz II.
De otro lado, la decoración repujada de ese cuerpo y del nudo superior se sujeta a típicos repertorios manieristas con mascarones, ensartos frutales y motivos de apariencia abstracta y geométrica, que conforman marcos y cartelas con los característicos envolutados de los cueros retorcidos. Dentro del repertorio manierista también hay que incluir los hermes utilizados como soportes en el último cuerpo. Pero no hay que engañarse, pues por encima de todo la custodia ofrece una concepción plateresca, manifestada principalmente en su liviana estructura y en la ligereza y esbeltez de sus elementos arquitectónicos, entre los que hay que contar soportes tan peculiarmente platerescos como los balaustres del viril y su cuerpo superior, al tiempo que subsisten ornatos platerescos, especialmente en la crestería con medallones del cuerpo bajo.
Como base o peana, lo sustenta una obra realizada por el orfebre pontanés D. Jesús María Cosano Cejas, estrenada en el año 2015.
