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miércoles, 21 de octubre de 2015

UN SIGLO A TRAVÉS DE LOS OBJETIVOS DE LA SAGA DE LOS LINARES QUE SE INICIO EN PUENTE GENIL

Antonio Linares Arcos, fotógrafo granadino establecido en Puente Genil, en los primeros años del siglo XX, subió en un tren de la histórica línea que unía la ciudad cordobesa con la minera y próspera Linares. El viajero, junto con su inseparable cámara, reconoció que aquella sería una buena ciudad para ampliar su negocio. No se equivocaba, pero lo que no intuía era que gracias a aquella decisión ligó para siempre a su familia con la historia de la fotografía en su tierra de adopción. Su apellido —curiosa coincidencia con su destino— une a una saga de tres generaciones de fotógrafos que han retratado todo un siglo, ya que recogieron su testigo su hijo, Rufino Linares Reina, y su nieto, Rufino Linares Gálvez. Establecidos desde 1948 en la capital, han estado presentes hasta 2011, cámara en mano, retratando a otras tantas generaciones de jiennenses, el devenir de la ciudad y sus paisajes.

Más de 106.000 fotografías retratan su trabajo, es el legado en el que reflejan, desde aquellas estampas de la Linares industrial del abuelo, las fundiciones, los trabajadores de los pozos, agricultores en Espelúy, rincones de Despeñaperros y hasta un homenaje a Cazabán en Úbeda, a sus viajes por Madrid, Lourdes, Granada y Sevilla, donde fotografió, en 1927, una todavía en obras Plaza de España. Su hijo se especializó en el retrato ya en Jaén, pero tampoco dejó de fotografiar a los mineros de Linares. Y el nieto hizo crecer sus archivos con paisajes naturales y monumentos de la provincia, todo sumado a su diaria labor de estudio y reportaje social.

Ya jubilado, desde 2013, dos años después de cerrar su estudio, Rufino Linares Gálvez decidió que el mejor futuro para el ingente archivo sería que una institución como el Instituto de Estudios Giennenses lo custodiara. Era eso o que quedara olvidado en algún trastero. Desde enero, este fotógrafo trabaja codo con codo con los documentalistas. Quieren identificar hasta la última de los más de 106.000 registros, desde los “cristales” de su abuelo, aquel hombre de mundo, viajero e inquieto que se estableció en Linares, hasta las últimas que este profesional hizo ya entrado el siglo XXI, con el inevitable paso al digital.

Los primeros resultados del trabajo del IEG ya se pueden conocer y son de lo más vistosos: una gran exposición ocupa la planta baja y el patio del Antiguo Hospital San Juan de Dios. Allí, además de una interesante selección de los trabajos de los tres fotógrafos, también se pueden ver las cámaras que han utilizado en este siglo. Sin duda, un didáctico recorrido por la historia de la fotografía, desde aquella máquina de estudio que el propio Antonio Linares Arcos construyó, a la que su hijo compró al establecerse en Jaén, en 1948, y con la que el nieto aprendió su oficio, junto con otras Versacope, Yashica Mat, una Zenza Bronica y hasta las últimas Hasselblad.(Diario Jaen) 

 NOTA DE FOTOGRAFÍA ADJUNTA:Rufino Linares Gálvez fotografiado a través del cristal de enfoque de una cámara de estudio del año 1948, que produce una imagen invertida.