
Hace 65 años, la familia Ximénez montó en Puente Genil una empresa de iluminación decorativa. Tras décadas de llevar luz a fiestas, carnavales y ferias, en 1999 decidieron que el fin, por imperativo legal, de las bombillas incandescentes debía acabar también con el sinfín de tópicos asociados a la iluminación callejera festiva. Así, de la mano de arquitectos, diseñadores y modistos, la nueva firma Ilméx, filial de esa empresa familiar, se ha dedicado a actualizar la tradición de decorar las calles con luces poniendo al día la técnica (renovada con leds), el diseño, el mensaje y hasta la propia idea de decoración luminosa. Lo curioso de esta actualización de los ornamentos es que no sólo pone al día el medio, como resultado de actualizar las luminarias también se altera el objetivo. Ya no se trata solo de llevar luz y color a las calles, la idea consiste también en colgar mensajes. El objetivo es aprovechar la sorpresa para decir algo, para lanzar una pregunta, un comentario o para hacer pensar. Así, si el año pasado eran Purificación García o Sergio Sebastián quienes firmaban los diseños de regalos y cintas luminosas que pudieron verse en las calles de Madrid, este año es el modisto David Delfín quien propone venas y arterias rojas y azuladas, la obra City Beat, para engalanar espacios exteriores e interiores. La arquitecta Teresa Sapey repite encargo y esta vez recurre a los juegos geométricos para colorear el cielo de las ciudades. En el lado más conceptual, otro arquitecto, Luis Úrculo, teje una máscara de ladrillos silueteados en blanco para la Sra Noche “muy tímida, muy reservada y también muy cotilla”, cuenta. Un proyectista más, el madrileño Andrés Jaque hace del propio planeta su motivo navideño y Modesto Lomba abandona el color generalizado para, desde una plata sin brillos, vestir con elegantes brazaletes y gargantillas el cielo de la ciudad.
La búsqueda de la emoción lleva a otra diseñadora de moda, Amaya Arzuaga a rotular villancicos populares en rojo sobre el fondo del cielo oscurecido y, puestos a jugar, a distraer y a sorprender, el grafista Roberto Turégano echa mano del op art y decora con ilusiones ópticas: papel de regalo iluminado. La empresa Ilméx asegura que el año pasado 615.000 viajeros se detuvieron en Madrid para sorprenderse ante las luces navideñas de la ciudad. Desde Puente Genil retan a no menospreciar esa tradición asegurando que su receta para “estimular los sentidos con experiencias que inciten a la compra” pasa por decorar, que no disfrazar, las calles de las ciudades.( El País. Anatxu Zabalbeascoa )