A las 16.25 horas de ayer llegaron al centro de Cruz Roja de Puente Genil cuatro disidentes cubanos acompañados de sus familias, en total 26 personas entre mujeres y niños. En España han llegado 37 disidentes del régimen castrista en las últimas horas.
Nada más bajar del autobús, con sus banderas y gestos de libertad, atendieron a ABC, pese a que el cansancio les podía. Mostraron su satisfacción por la atención prestada, porque desde que partieron de Cuba la Prensa no se había acercado a ellos. «Llegamos a una terminal de Madrid y no había nadie porque hemos sido escondidos», declaró José Manuel de la Rosa, conocido como «El licenciado», uno de los abogados de la disidencia. Llegó a España acompañado por su hijastra, después de pasar dos años y ocho meses entre rejas, de los cinco a los que había sido condenado «por desobediencia». Por eso exclamó y agradeció con contundencia «a la Iglesia Católica de España, al Gobierno y al Rey que nos haya traído».
De la Rosa quiso transmitir un mensaje a los pontanos: «No somos la ETA, ni el IRA, sino familias pacíficas que tenemos metodología de lucha pacífica. El pueblo puede vivir convencido de que vamos a ser de lo más sano».
«No podemos volver»
En España «vamos a trabajar; primero, a organizarnos con nuestros compatriotas, porque no podemos volver», y es que en su país se le negó el derecho a ejercer la abogacía, «no sé por qué», se lamentó.
Con la llegada de este colectivo, el régimen castrista ha puesto fin al proceso de liberación de presos políticos y de conciencia en Cuba que comenzó el pasado mes de julio. ( Abc. Virginia Requena)
Nada más bajar del autobús, con sus banderas y gestos de libertad, atendieron a ABC, pese a que el cansancio les podía. Mostraron su satisfacción por la atención prestada, porque desde que partieron de Cuba la Prensa no se había acercado a ellos. «Llegamos a una terminal de Madrid y no había nadie porque hemos sido escondidos», declaró José Manuel de la Rosa, conocido como «El licenciado», uno de los abogados de la disidencia. Llegó a España acompañado por su hijastra, después de pasar dos años y ocho meses entre rejas, de los cinco a los que había sido condenado «por desobediencia». Por eso exclamó y agradeció con contundencia «a la Iglesia Católica de España, al Gobierno y al Rey que nos haya traído».
De la Rosa quiso transmitir un mensaje a los pontanos: «No somos la ETA, ni el IRA, sino familias pacíficas que tenemos metodología de lucha pacífica. El pueblo puede vivir convencido de que vamos a ser de lo más sano».
«No podemos volver»
En España «vamos a trabajar; primero, a organizarnos con nuestros compatriotas, porque no podemos volver», y es que en su país se le negó el derecho a ejercer la abogacía, «no sé por qué», se lamentó.
Con la llegada de este colectivo, el régimen castrista ha puesto fin al proceso de liberación de presos políticos y de conciencia en Cuba que comenzó el pasado mes de julio. ( Abc. Virginia Requena)