Puente Genil celebra los 350 años de sus emblemáticas figuras bíblicas, que han resistido desde 1661 cambios y prohibiciones sin faltar ni un año.
La Semana Santa de Puente Genil tiene una cara propia que la identifica en todo el mundo con personalidad absoluta. O más bien convendría decir rostrillo: el de las figuras bíblicas que le han dado renombre. Estos personajes que representan a protagonistas del Antiguo y Nuevo Testamento o alegorías de la religión cristiana ahondan sus raíces a mitad del siglo XVII.
El primer documento escrito es de 1661 en el legado de la Cofradía de Jesús Nazareno. Entonces la existencia de estas figuras formaba parte integrante de las cofradías y según estos escritos se les reconocía su presencia en los desfiles procesionales.
Desde entonces y hasta ahora, ni represiones, ni guerras ni cambios políticos o religiosos han impedido al pueblo de Puente Genil que procesione sus figuras bíblicas. Este año se celebra el 350 aniversario de esta base documental y de la persistencia en el tiempo e ininterrumpidamente de las figuras bíblicas. Entre ellas, las más antiguas son las de de San Juan, San Mateo, San Lucas y San Marcos, los cuatro Evangelistas, en la corporación del mismo nombre.
Las figuras bíblicas están compuestas de tres partes. Primero está el rostrillo (antigua máscara, con el rictus acorde al personaje que representa). Jesús Gálvez es uno de los principales creadores de este elemento.
De otro lado están los ropajes. Al ser prendas que emulan a los actores bíblicos deben ser de época. Diseñarlos y confeccionarlos es todo un arte. Julio Sastre es el creador de muchos dibujos, mientras que el actual mamantero ejemplar, José Antonio Torres.
Por último está el atributo o martirio, un objeto que portan en las manos, significando el pasaje que representan. Así, por ejemplo, la corporación de Los Siete Hermanos Macabeos procesionan la cabeza, las manos y la oreja. Se basa en el relato bíblico que cuenta que siete hermanos fueron apresados juntos con su madre y obligados por el rey a comer carne de cerdo, prohibida por la ley de Moisés. Cuando uno de ellos se rebeló, el rey, enfurecido, mandó poner al fuego sartenes y calderos y, cuando estaban hirviendo, mandó cortar la lengua del que había hablado en nombre de todos, desollarle la cabeza y cortarle pies y manos en presencia de sus hermanos y su madre.
Pero el cuerpo no se puede separar del alma. Los más de 2.000 hermanos que durante la Semana Santa se meten en el papel de una figura bíblica tienen sentimientos similares al de Víctor Rodríguez, de la corporación el Evangelio. «Ponerte un rostrillo te inunda sensaciones diferentes, te sientes parte de la Semana Santa de tu pueblo y a cada paso que das te puedes ir acordando de algún hermano de tu corporación, que antaño se vistieron de tu misma figura», asegura.
Permanencia histórica
Las figuras, en la actualidad, están desligadas de las cofradías. Pertenecen a las corporaciones bíblicas, las famosas casas-cuartel, integradas por una treintena de hermanos, donde se reza, cantan saetas cuarteleras, se comparte mesa y mantel y se encargan además de procesionar a las figuras bíblicas en Semana Santa. Existen más de sesenta corporaciones en el entramado local.
Uno de los historiadores contemporáneos de esta localidad y que continúa estudiando y profundizando sobre la tradición, José Lorenzo Aires, remarca que las figuras «no siempre fueron admitidas ni gozaron de la conformidad por parte de la autoridad eclesiástica». A pesar del desacuerdo y severidad de los decretos de la autoridad eclesiástica durante los siglos XVIII y XIX, tratando de impedir la presencia de dichas figuras y de cofrades que concurran con el rostro cubierto «las manifestaciones semanasanteras se irán enraizando y consolidando cada vez más en esta población». Ni siquiera el decreto del obispo Trevilla, que en 1820 prohibía este tipo de representaciones, muy comunes en toda la diócesis, les afectó.
Las figuras bíblicas desfilan durante la semana de Pasión, sobre todo el Jueves Santo, y durante las procesiones de día y noche del Viernes Santo. Discurren en fila de una, serias en señal de recogimiento y casi inmóviles. Durante el Domingo de Resurrección discurren por las calles céntricas de la ciudad en un día con muchos visitantes.
Decenas de autobuses de toda Andalucía se desplazan a este rincón de la Campiña cordobesa para retroceder 2.000 años de historia. «Si no existieran estas figuras, la Semana Santa de nuestro pueblo sería como cualquier otra. Es lo que la engrandece y le da un guiño de originalidad», declara Víctor Rodríguez.
En Puente Genil se produce una simbiosis única; los aspectos religiosos escenificados a través de las figuras, el recogimiento de las cofradías, la algarabía de los hermanos de las corporaciones que entran y salen en los desfiles vestidos con túnicas denominados «rebates». El desfile del Imperio Romano con su particular música a ritmo de pasodobles. Todo ello es un amalgama de color, tradición y recogimiento para festejar desde el Sábado de Pasión hasta el domingo siguiente la Resurrección del Señor.
Pero de lo que no hay duda es que sin las figuras bíblicas «la Semana Santa de Puente Genil perdería uno de sus principales sellos que la identifican», como dijo el presidente de la Agrupación de Cofradías, Juan Fernando García. Un sello que la hace ser una de las más importantes de España, en originalidad, catalogada de Interés Turístico Nacional. ( Abc. Virginia Requena)
La Semana Santa de Puente Genil tiene una cara propia que la identifica en todo el mundo con personalidad absoluta. O más bien convendría decir rostrillo: el de las figuras bíblicas que le han dado renombre. Estos personajes que representan a protagonistas del Antiguo y Nuevo Testamento o alegorías de la religión cristiana ahondan sus raíces a mitad del siglo XVII.
El primer documento escrito es de 1661 en el legado de la Cofradía de Jesús Nazareno. Entonces la existencia de estas figuras formaba parte integrante de las cofradías y según estos escritos se les reconocía su presencia en los desfiles procesionales.
Desde entonces y hasta ahora, ni represiones, ni guerras ni cambios políticos o religiosos han impedido al pueblo de Puente Genil que procesione sus figuras bíblicas. Este año se celebra el 350 aniversario de esta base documental y de la persistencia en el tiempo e ininterrumpidamente de las figuras bíblicas. Entre ellas, las más antiguas son las de de San Juan, San Mateo, San Lucas y San Marcos, los cuatro Evangelistas, en la corporación del mismo nombre.
Las figuras bíblicas están compuestas de tres partes. Primero está el rostrillo (antigua máscara, con el rictus acorde al personaje que representa). Jesús Gálvez es uno de los principales creadores de este elemento.
De otro lado están los ropajes. Al ser prendas que emulan a los actores bíblicos deben ser de época. Diseñarlos y confeccionarlos es todo un arte. Julio Sastre es el creador de muchos dibujos, mientras que el actual mamantero ejemplar, José Antonio Torres.
Por último está el atributo o martirio, un objeto que portan en las manos, significando el pasaje que representan. Así, por ejemplo, la corporación de Los Siete Hermanos Macabeos procesionan la cabeza, las manos y la oreja. Se basa en el relato bíblico que cuenta que siete hermanos fueron apresados juntos con su madre y obligados por el rey a comer carne de cerdo, prohibida por la ley de Moisés. Cuando uno de ellos se rebeló, el rey, enfurecido, mandó poner al fuego sartenes y calderos y, cuando estaban hirviendo, mandó cortar la lengua del que había hablado en nombre de todos, desollarle la cabeza y cortarle pies y manos en presencia de sus hermanos y su madre.
Pero el cuerpo no se puede separar del alma. Los más de 2.000 hermanos que durante la Semana Santa se meten en el papel de una figura bíblica tienen sentimientos similares al de Víctor Rodríguez, de la corporación el Evangelio. «Ponerte un rostrillo te inunda sensaciones diferentes, te sientes parte de la Semana Santa de tu pueblo y a cada paso que das te puedes ir acordando de algún hermano de tu corporación, que antaño se vistieron de tu misma figura», asegura.
Permanencia histórica
Las figuras, en la actualidad, están desligadas de las cofradías. Pertenecen a las corporaciones bíblicas, las famosas casas-cuartel, integradas por una treintena de hermanos, donde se reza, cantan saetas cuarteleras, se comparte mesa y mantel y se encargan además de procesionar a las figuras bíblicas en Semana Santa. Existen más de sesenta corporaciones en el entramado local.
Uno de los historiadores contemporáneos de esta localidad y que continúa estudiando y profundizando sobre la tradición, José Lorenzo Aires, remarca que las figuras «no siempre fueron admitidas ni gozaron de la conformidad por parte de la autoridad eclesiástica». A pesar del desacuerdo y severidad de los decretos de la autoridad eclesiástica durante los siglos XVIII y XIX, tratando de impedir la presencia de dichas figuras y de cofrades que concurran con el rostro cubierto «las manifestaciones semanasanteras se irán enraizando y consolidando cada vez más en esta población». Ni siquiera el decreto del obispo Trevilla, que en 1820 prohibía este tipo de representaciones, muy comunes en toda la diócesis, les afectó.
Las figuras bíblicas desfilan durante la semana de Pasión, sobre todo el Jueves Santo, y durante las procesiones de día y noche del Viernes Santo. Discurren en fila de una, serias en señal de recogimiento y casi inmóviles. Durante el Domingo de Resurrección discurren por las calles céntricas de la ciudad en un día con muchos visitantes.
Decenas de autobuses de toda Andalucía se desplazan a este rincón de la Campiña cordobesa para retroceder 2.000 años de historia. «Si no existieran estas figuras, la Semana Santa de nuestro pueblo sería como cualquier otra. Es lo que la engrandece y le da un guiño de originalidad», declara Víctor Rodríguez.
En Puente Genil se produce una simbiosis única; los aspectos religiosos escenificados a través de las figuras, el recogimiento de las cofradías, la algarabía de los hermanos de las corporaciones que entran y salen en los desfiles vestidos con túnicas denominados «rebates». El desfile del Imperio Romano con su particular música a ritmo de pasodobles. Todo ello es un amalgama de color, tradición y recogimiento para festejar desde el Sábado de Pasión hasta el domingo siguiente la Resurrección del Señor.
Pero de lo que no hay duda es que sin las figuras bíblicas «la Semana Santa de Puente Genil perdería uno de sus principales sellos que la identifican», como dijo el presidente de la Agrupación de Cofradías, Juan Fernando García. Un sello que la hace ser una de las más importantes de España, en originalidad, catalogada de Interés Turístico Nacional. ( Abc. Virginia Requena)