Alrededor de un millar de personas asistieron en la noche del pasado sábado 14 de agosto de 2010 a la cuadragésima cuarta edición del festival de Cante Grande Fosforito de Puente Genil. En el patio de butacas, aproximadamente un 15% menos de asistentes que en la anterior edición. El espectáculo estuvo dirigido por el flamencólogo Juan Ortega Chacón, dando paso a Julián Estrada, quien abrió el festival, acompañado de la guitarra de Manuel Silveria. Volvió a dar muestras del largo y profundo agarre que levantó al público con su voz grande y poderosa, pero al mismo tiempo llena de sensibilidad.
La Llave de Oro del Cante , el maestro de los maestros y quien le da nombre a este festival, Antonio Fernández Díaz, Fosforito, recibió una auténtica ovación de su público, en su tierra, la que le vio nacer. Ortega dijo de él "que en el cante hay gestas, pero que tenga todos los premios en el Concurso de Nacional de Córdoba, solo Fosforito".
La segunda parte la abrió David Pino, el tercer pontanés que con maestría subió al escenario, acompañado de la guitarra del Niño de Pura. En su habitual estilo levantó a un público que le admira en su faceta de cantaor y estudioso del flamenco. La única voz femenina de la noche fue la de Aurora Vargas. Fundida en las fraguas trianeras cameló de nuevo a un público exigente. El baile lo protagonizó Luisa Palacio y su cuadro flamenco.
El Pele, junto a su inseparable guitarrista, Patrocinio Hijo, volvió a imprimir un sello moderno y personal y cerró el festival. (Diario Córdoba)
La Llave de Oro del Cante , el maestro de los maestros y quien le da nombre a este festival, Antonio Fernández Díaz, Fosforito, recibió una auténtica ovación de su público, en su tierra, la que le vio nacer. Ortega dijo de él "que en el cante hay gestas, pero que tenga todos los premios en el Concurso de Nacional de Córdoba, solo Fosforito".
La segunda parte la abrió David Pino, el tercer pontanés que con maestría subió al escenario, acompañado de la guitarra del Niño de Pura. En su habitual estilo levantó a un público que le admira en su faceta de cantaor y estudioso del flamenco. La única voz femenina de la noche fue la de Aurora Vargas. Fundida en las fraguas trianeras cameló de nuevo a un público exigente. El baile lo protagonizó Luisa Palacio y su cuadro flamenco.
El Pele, junto a su inseparable guitarrista, Patrocinio Hijo, volvió a imprimir un sello moderno y personal y cerró el festival. (Diario Córdoba)