Lo que para muchos otros a su edad hubiese supuesto un gran salto y una oportunidad para abrirse puertas, para el pontanés Javier Aguilar Cejas es, quizá, el fruto de las grandes cancelas ya abiertas. Título superior de artes plásticas, joyería y orfebrería artística; ceramista, dibujante y pintor especialista en el retrato, el autor del cartel de la Semana Santa de Córdoba de 2010 tiene en su curriculum obras para la cofradía de Los Gitanos de Sevilla, el cardenal Carlos Amigo y la Duquesa de Alba.
-Aún así, ¿qué ha supuesto para usted pintar este cartel?
-Un gran honor y responsabilidad. Córdoba merece un nivel y está a una altura a la que hay que llegar con el pincel.
-Le han dado carta libre a la hora de desarrollar su obra. En esa libertad, ¿por qué ha elegido a la Virgen del Rosario?
-Lo único que me dijo la Agrupación muy claro es que no hubiera duda de que se trataba de Córdoba. Elegí a la Virgen del Rosario porque, cuando estudiaba allí, me pillaba muy cerca San Pablo y porque aquí, en Puente Genil, hay hermanos de esa cofradía a los que conozco y cuando la coronaron canónicamente di una medalla de oro para la corona. Un cúmulo de cosas me ha hecho tenerla presente.
-La acogida del cartel ha sido muy buena, pero hay quien opina que los elementos escogidos son tópicos, ¿se debe a la recomendación de la Agrupación, a que le parecen los más adecuados o a que desconocía otros?
-Ahí tengo una cosa que aclarar y vamos a tirarnos de la orejas todos. Córdoba tiene unos símbolos inequívocos que la representan mundialmente. En más ocasiones de las debidas renegamos de ellos y no lo entiendo porque son monumentos que todo el mundo reconoce fuera y, si hace falta repetirlos una y otra vez, se repiten. Los he puesto porque cualquiera que vea el cartel no va a tener duda de dónde es.
-¿A qué se debe la composición? ¿Qué significado ha querido darle?
-Está todo muy pensado. La Virgen es el tema central pero es nexo de unión de todos los elementos. Une Córdoba con la Pasión que se representa en la parte inferior. El Cristo de los Faroles está en el vientre de la Virgen puesto que María fue el primer sagrario de la historia, y la fila de nazarenos escoltando a un paso permanente que es el Cristo de los Faroles. La Virgen es la Córdoba que llora por el Señor muerto.
-En éste y otros carteles suyos (entre ellos, cuatro para anunciar la Pasión en Puente Genil) es más o menos habitual la presencia de nazarenos. ¿Por qué?
-Es un personaje indisoluble de la Semana Santa y da a los carteles ese toque más humano, del pueblo. Es un complemento que no debe faltar.
El reto de innovar
-A diferencia de los últimos cartelistas de la capital, usted está acostumbrado a pintar carteles cofrades. ¿Cree que ha sido una ventaja a la hora de abordar éste o una dificultad añadida que obligaba a no repetirse?
-Un poquito de las dos cosas. Me ha facilitado la labor el hecho de que yo soy cofrade desde pequeño y siento la estética de las cofradías. No es el primer cartel de Semana Santa que he pintado, uno va madurando, y también es un pequeño problema porque uno no quiere repetirse, te obligas a buscar elementos, maneras, composiciones que sean innovadoras dentro del barroco que impera.
-¿Qué aporta su cartel respecto a los que ha habido?
-Tendría que decirlo el público. Yo he intentado hacer un cuadro muy clásico, bello y que represente a la ciudad.
-¿Se enfrenta a un cartel de cofradías con el mismo ánimo que a uno para una feria o de toros?
-Igual. Pongo el mismo interés y cariño para que transmita vivencias, la esencia de la fiesta sea de una cosa u otra.
-¿Para cuándo habrá carteles rompedores en las cofradías ya sean modernistas, abstractos o de otros estilos? Algo así como lo que se está haciendo en los carteles taurinos de Sevilla. ¿Cree usted que así tendrá sitio en la Semana Santa?
-Rotundamente no. Además, pone el ejemplo de los carteles taurinos de Sevilla que han sido un estrepitoso fracaso. En este tipo de celebraciones que tienen raigambre histórica es muy difícil innovar en la técnica. La Semana Santa es barroca, y es muy difícil salirse de esa estética. Hay determinadas cosas que son como son y no se pueden cambiar, y salirse del barroco puede ser peligroso: quizá un cartel, por ejemplo, cubista, no se entendería.
NOTA: Las fotografias adjuntas pertenecen a la Agrupación de Cofradias de Córdoba.
-Aún así, ¿qué ha supuesto para usted pintar este cartel?
-Un gran honor y responsabilidad. Córdoba merece un nivel y está a una altura a la que hay que llegar con el pincel.
-Le han dado carta libre a la hora de desarrollar su obra. En esa libertad, ¿por qué ha elegido a la Virgen del Rosario?
-Lo único que me dijo la Agrupación muy claro es que no hubiera duda de que se trataba de Córdoba. Elegí a la Virgen del Rosario porque, cuando estudiaba allí, me pillaba muy cerca San Pablo y porque aquí, en Puente Genil, hay hermanos de esa cofradía a los que conozco y cuando la coronaron canónicamente di una medalla de oro para la corona. Un cúmulo de cosas me ha hecho tenerla presente.
-La acogida del cartel ha sido muy buena, pero hay quien opina que los elementos escogidos son tópicos, ¿se debe a la recomendación de la Agrupación, a que le parecen los más adecuados o a que desconocía otros?
-Ahí tengo una cosa que aclarar y vamos a tirarnos de la orejas todos. Córdoba tiene unos símbolos inequívocos que la representan mundialmente. En más ocasiones de las debidas renegamos de ellos y no lo entiendo porque son monumentos que todo el mundo reconoce fuera y, si hace falta repetirlos una y otra vez, se repiten. Los he puesto porque cualquiera que vea el cartel no va a tener duda de dónde es.
-¿A qué se debe la composición? ¿Qué significado ha querido darle?
-Está todo muy pensado. La Virgen es el tema central pero es nexo de unión de todos los elementos. Une Córdoba con la Pasión que se representa en la parte inferior. El Cristo de los Faroles está en el vientre de la Virgen puesto que María fue el primer sagrario de la historia, y la fila de nazarenos escoltando a un paso permanente que es el Cristo de los Faroles. La Virgen es la Córdoba que llora por el Señor muerto.
-En éste y otros carteles suyos (entre ellos, cuatro para anunciar la Pasión en Puente Genil) es más o menos habitual la presencia de nazarenos. ¿Por qué?
-Es un personaje indisoluble de la Semana Santa y da a los carteles ese toque más humano, del pueblo. Es un complemento que no debe faltar.
El reto de innovar
-A diferencia de los últimos cartelistas de la capital, usted está acostumbrado a pintar carteles cofrades. ¿Cree que ha sido una ventaja a la hora de abordar éste o una dificultad añadida que obligaba a no repetirse?
-Un poquito de las dos cosas. Me ha facilitado la labor el hecho de que yo soy cofrade desde pequeño y siento la estética de las cofradías. No es el primer cartel de Semana Santa que he pintado, uno va madurando, y también es un pequeño problema porque uno no quiere repetirse, te obligas a buscar elementos, maneras, composiciones que sean innovadoras dentro del barroco que impera.
-¿Qué aporta su cartel respecto a los que ha habido?
-Tendría que decirlo el público. Yo he intentado hacer un cuadro muy clásico, bello y que represente a la ciudad.
-¿Se enfrenta a un cartel de cofradías con el mismo ánimo que a uno para una feria o de toros?
-Igual. Pongo el mismo interés y cariño para que transmita vivencias, la esencia de la fiesta sea de una cosa u otra.
-¿Para cuándo habrá carteles rompedores en las cofradías ya sean modernistas, abstractos o de otros estilos? Algo así como lo que se está haciendo en los carteles taurinos de Sevilla. ¿Cree usted que así tendrá sitio en la Semana Santa?
-Rotundamente no. Además, pone el ejemplo de los carteles taurinos de Sevilla que han sido un estrepitoso fracaso. En este tipo de celebraciones que tienen raigambre histórica es muy difícil innovar en la técnica. La Semana Santa es barroca, y es muy difícil salirse de esa estética. Hay determinadas cosas que son como son y no se pueden cambiar, y salirse del barroco puede ser peligroso: quizá un cartel, por ejemplo, cubista, no se entendería.
NOTA: Las fotografias adjuntas pertenecen a la Agrupación de Cofradias de Córdoba.
