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domingo, 23 de agosto de 2015

PADRES PERMISIVOS: HIJOS INFELICES

Es probable que el título sea demasiado rotundo, pero la afirmación es de Aquilino Polaino, experto en temas educativos: "Los padres permisivos suelen tener hijos pasotas".

Se ha escrito tanto y existen tantas teorías sobre la educación que es imposible constituir un solo frente o un solo espejo donde mirarse. La educación, ayer, hoy y siempre será uno de los grandes retos de la sociedad, que todos hemos de afrontar, aunque el papel principal y el timón de la pequeña barca corresponda a los padres, a la familia. Y más en esta sociedad de la prisa, convulsa y enervante, orquestada por el consumo.

Palabras como lealtad, fidelidad, compromiso y coherencia son ya conceptos obsoletos que producen más sentimientos de vergüenza que de orgullo. Lo que importa es el beneficio inmediato y sus vergonzantes resultados, como la corrupción, el "pelotazo", el auge de la casta de nuevos ricos y la cosecha de especuladores, una fotografía habitual en estas últimas décadas.

Hay dos libros, uno escrito por Manuel Vicent y otro por Baltasar Garzón, que retratan, con exuberante destreza literaria el primero y con abrumadora gavilla de datos el segundo, el desarrollo de este perfil. El ser humano ha pasado a ser un objeto de producción y consumo. El individuo y el planeta están asediados por grandes gigantes como el hedonismo, el placer inmediato, la acumulación de bienes y la permisividad. Todo y todos participan en la carrera que recorre las grandes avenidas del consumo y la prisa. El "homo eligens", del que habla Bauman, vive en un mundo en el que el mercado y el consumo conviven alegres y de forma inconsciente. A la postre, todo es engaño, exceso y desperdicio. El éxito no depende la calidad sino del marketing.

Uno de los más importantes cambios se ha producido en el ámbito de los valores, con la pérdida de referentes claros que nos lleva a caminar a ciegas. El drama es que el individuo de hoy no se sustenta en valores atemporales, sino materiales. El tener ha ganado el pulso al ser. Un amplio mundo de individuos corren, impulsados por el "carpe diem", algo propio de los inicios de cada milenio, a la búsqueda de la satisfacción instantánea.

El hombre va siendo cada vez más esclavo de sus pasiones y se va enredando cada vez mas en su mundo interno. Quizás, por eso, la educación es tan importante y tan urgente. Y por eso, también, Aquilino Polaino ha puesto el dedo en la llaga de la permisividad que desemboca en personas desmotivadas y confundidas, que ignoran cómo disponer de la libertad para elegir acertadamente, porque desconocen qué es bueno y qué es malo. "De padres permisivos surgen hijos perplejos, que se hunden en las dudas, que les atenazan hasta el punto de que, sin malicia alguna, no saben qué elegir. Han perdido el norte y no saben qué hacer en la sociedad permisiva en que viven. Este modo de comportarse, una y otra vez, genera, además de la confusión, un estilo de vida indeciso, justamente el que los padres les reprochan". Vale la pena reflexionar un poco sobre este panorama.(Antonio Gil. Sacerdote)