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sábado, 15 de noviembre de 2014

MEMORIAS DEL CANTAOR ANTONIO FERNANDEZ, EN EL CONGRESO DE GUITARRA

Fosforito habla en el Congreso de la Guitarra de sus recuerdos de dos mitos: Camarón de la Isla y Paco de Lucía, con quienes colaboró cuando ambos empezaban

Si tiene las llaves del cante no es sólo por su maestría cuando abre la boca, sino también por su conocimiento de lo que hace. Y es el único de los vivos, y quizá el último, que las tiene, que puede enseñorearse de ello. El cantaor Antonio Fernández Díaz «Fosforito» fue la gran estrella de la segunda jornada del Congreso de Guitarra Flamenca, y lo hizo en una charla de apariencia informal en la que sin embargo dejó muchos retazos de su profundo conocimiento del arte jondo.

Sus memorias son las de alguien que ha vivido mucho en el flamenco y que también ha conocido a muchos mitos. Esos recuerdos los compartió con el público, que al terminar no dudó en acudir a él para posar en fotografías con otra leyenda que sí estaba en carne y hueso en la Sala Orive y había terminado de hilvanar sus recuerdos.

Dos fueron sus protagonistas ayer: Camarón de la Isla y sobre todo Paco de Lucía, al que se dedican estos días de estudio sobre el instrumento de las seis cuerdas. Del primero recordó cómo hizo algunos discos con él, los primeros. Habló de su talento y del aura que había quedado tras su muerte a una edad temprana, lo que hizo todavía más grande su leyenda.

Sobre Paco de Lucía se extendió de los discos en los que colaboraron y también en su faceta humana, en la vertiente íntima. Así, contó cómo también el maestro algecireño había cantado, «aunque era muy tímido» y por eso nunca lo hizo en público. Para Fosforito, lo mejor del guitarrista está en sus primeros discos. «Ni él superó aquellas primeras grabaciones, ahí está el Paco de Lucía de siempre», contó.

En él había algo parecido a una predestinación, porque además de tener el don había estado familiarizado con el instrumento desde muy pequeño. «Tocaba muy bien a los 11 años, y a los 17 o 18 ya era un viejo guitarrista», resumió. Su talante era humilde, a pesar de su genialidad, y «nunca se portó como un crítico» con los compañeros, porque sobre todo era «generoso y bondadoso». Y su música desprendía el mejor aire de lo clásico. Así hizo al recordar Fosforito aquellas rondeñas «que parece que se podía oler el pan calentito».

El don que tenía y el aprendizaje que había recibido en su infancia hicieron al guitarrista posterior. Fosforito valoró todos sus trabajos, incluidos aquellos en los que se mostró más innovador, pero también insistió en su trabajo al principio como guitarrista acompañante, y con cantaores como él mismo.

Muchas fueron las ocasiones en las que estuvieron juntos, Fosforito recordó cómo habían grabado saetas. La versión más conocida de este canto asociado a la Semana Santa es sin acompañamiento, pero también hay muchas que se hacen con guitarra, entre ellas algunas que el maestro de Puente Genil conoce bien, que son las cuarteleras, que también llamó «litúrgicas», y que suenan en muchos lugares del sur de la provincia de Córdoba, como Lucena. «Serían parecidas a las que hacía cantando el padre Fray Diego José de Cádiz en sus predicaciones», contó, en un retazo de sabiduría y de conocimiento de su arte.

La jornada continuó con Óscar Herrero, que se dedicó a la didáctica de la guitarra flamenca, y con una mesa redonda dedicada a la guitarra de acompañamiento.

La tarde fue para otro de los mitos del instrumento de las seis cuerdas: Agustín Castellón «Sabicas», del que habló José Manuel Gamboa.


El veneno sigue presente en tierras cordobesas durante estos días con varios conciertos que organiza la Junta de Andalucía. Eva de Dios actuará hoy en Bujalance, Lucía Leiva y Ángel Mata lo harán en Posadas y Juan Antonio Camino en La Rambla. (Abc.Luis Miranda)