Si bien el próximo domingo 2 de febrero, festividad de la Candelaria, se procede a la bendición de las Rosquitas o Rosquillas de pan, el lunes día 3 de febrero, la Iglesia Católica celebra la festividad de San Blas de Sebaste que, según la tradición, era conocido por su don de curación milagrosa, que aplicaba tanto a personas como a animales, salvando la vida de un niño que se ahogaba al trabársele en la garganta una espina de pescado. Este sería el origen de la costumbre de bendecir las gargantas el día de su fiesta el 3 de febrero.
En Puente Genil, existía hasta hace bien poco tiempo la tradición, ya casi olvidada y perdida , aunque aún mantenida por algunas familias, de este día de San Blas acudir a la iglesia para bendecir el llamado BULILI, que no era otra cosa que un cordón de lana, que normalmente se realizaba con restos de hilo de lana que había sobrado de tejer un jersey, rebeca, o cualquier otra prenda.
Este cordón, una vez bendecido por el sacerdote, se colgaba del cuello durante un periodo de nueve días, rezando cada día un Padrenuestro a San Blas, para que protegiera de las enfermedades de la garganta. Al cabo de los nueve días, el cordón, al estar bendecido, se quemaba y se tiraban las cenizas.
Lo que no conocemos a ciencia cierta es el por qué del nombre de BULILI, si bien pudiera derivar de la palabra Bula, que procede del latín Bulla, término que hace referencia a un amuleto que comúnmente llevaban los niños en Roma, y que tenía la función de alejar a los malos espíritus.
