En este mes de junio se cumple el décimo aniversario de la inauguración de la primera fase para la puesta en valor turístico del yacimiento arqueológico de Fuente-Álamo, unas obras que en su día despertaron una gran expectación y que poco a poco, con el paso de los años, han logrado que este enclave, situado a unos tres kilómetros del casco urbano de Puente Genil, se haya convertido en la gran joya patrimonial del municipio y en uno de los lugares que más interés despierta no sólo para los pontanenses, sino también, para quienes visitan la localidad.En estos años, el yacimiento ha pasado por diferentes etapas, ha crecido tanto en extensión como en la importancia de los hallazgos y tesoros que encierra, y ha visto como sus instalaciones también se han modernizado, hasta el punto de contar, desde hace tres meses, con un Centro de Recepción de Visitantes, un edificio que, una vez que se dote convenientemente, será el punto de referencia para entender cómo era la vida de los habitantes de esta zona. Dicho edificio fue diseñado por Ricardo Alario, en él se han invertido alrededor de 850.000 euros y cuenta con diversos espacios y dependencias destinadas a la realización de actividades de carácter educativo. Esta apuresta por el yacimiento no sólo quedó patente en la construcción del centro de visitantes, sino que además se incluyó en los fondos FEIL de 2010 las obras de ampliación de la cubierta de la zona visitable.
En 1999, el Ayuntamiento comenzó a dar los primeros pasos encaminados a la puesta a punto de Fuente Álamo para su disfrute público. Posteriormente se dio luz verde al Plan de Actuaciones, que tenía como objetivo la recuperación de los restos de la villa y su difusión a través de la creación de un centro de investigación científica, cultural y turístico, y más tarde llegaron las subvenciones de otras tantas administraciones e instituciones, que fueron determinantes para que Fuente-Álamo sea hoy lo que es. En esas etapas, también ha sido clave el trabajo meticuloso de muchísimas personas, que encabezadas por el arqueólogo Luis Alberto López Palomo, han dedicado horas y horas al yacimiento, lo que ha propiciado que en la localidad haya surgido un sentimiento de identificación con el monumento, que ya es todo un emblema. ( El Día de Córdoba. José M. Cabezas)
