MENÚ GENERAL



Pontaneando le da la Bienvenida y Agradece su Visita a las ...

Recordamos a los seguidores de PONTANEANDO, que la PLUVIOMETRÍA que día a día reflejamos en la columna de la izquierda de esta página, se toma a las 9 horas de cada mañana.

viernes, 13 de enero de 2017

LA EDITORIAL RENACIMIENTO DEDICA UN VOLUMEN A LA OBRA PERIODÍSTICA DEL PONTANES JUAN REJANO

A sus tan bien llevados noventa años, la Generación del 27 continúa debiendo su esplendor a los poetas más recurrentes que integraron aquel grupo insospechado y definido, en gran medida, desde la veneración acrítica de la posteridad. Pero existe otra Generación del 27, la menos promocionada, la que escapa con más frecuencia de las conmemoraciones, que merece, todavía a estas alturas, una atención mayor. En los últimos años han proliferado empeños bibliográficos dispuestos a ampliar la consabida foto del equipo, según criterios de género, estéticos, ideológicos y de la más diversa índole, en una tendencia que ha venido a reforzar la idea de que el mayor acontecimiento literario español en el último siglo es mucho más complejo, hasta a veces parecer inabarcable, de lo que todavía algunos están dispuestos a admitir. En ocasiones, la subida a los altares de la totalidad se ha saldado con la reserva de ciertos autores no mucho más prescindibles en una gris recámara próxima al olvido. 

Y éste es el caso de Juan Rejano (Puente Genil, 1903 - México DF, 1976), un creador respetado como agente cultural de primer orden en el país en que murió pero que a este lado del charco, todavía, constituye un escritor por descubrir, lo que ya es decir. Ahora, la Editorial Renacimiento viene a saldar un tanto la deuda con la publicación de Periodismo, política y cultura en la Segunda República, una antología crítica de la obra periodística que Juan Rejano publicó entre el mismo 1927 y 1939, el año en que partió al exilio francés como primera etapa antes su marcha a México; una obra que tiene como principal protagonista a Málaga, la ciudad en la que Rejano, también poeta y tertuliano, ejerció de periodista, el oficio con el que se ganó la vida durante la mayor parte de su existencia. Entre otros muchos hallazgos, las páginas encierran así un fresco pormenorizado, meticuloso y rico en detalles de la Málaga de los años 30, con todassus paradojas, fracasos y esperanzas. Un fresco que en el 80 aniversario de la caída de la ciudad en la Guerra Civil vale la pena recuperar y escudriñar con tal de calibrar los alcances de la Historia.

Rejano vino al mundo en el pueblo cordobés de Puente Genil, donde tuvo una temprana inclinación por la música. Pero en 1927 se instaló en Málaga dispuesto a hacerse periodista, y lo cierto es que no le costó conseguir su objetivo, en periódicos como Nueva España y revistas literarias como Litoral y La Gaceta Literaria. De paso, ganó la amistad de Manuel Altolaguirre, quien, en virtud de la calidad de sus versos, abrió para él las puertas de la Generación del 27, aun en su dimensión más segundadivisionista y discreta. Su querencia primera fue, sin embargo, el periodismo, del que dio buena cuenta en las crónicas escritas de la Segunda República con Málaga como ecosistema esencial. En sus artículos, tal y como subrayan los historiadores Fernando Arcas y Luis Sanjuán, responsables de la edición puesta en circulación por Renacimiento, la ciudad comparece sumida en sus contrastes, "su atraso secular y la brillantez y limitación de sus destellos creativos y culturales". Convivían en sus calles el ensueño imposible de la modernidad y una intuición única que cristalizó en Litoral y que conquistó a los mayores poetas del 27, quienes vieron en Málaga un paraíso potencial además del centro impresor idóneo para sus obras. Rejano advirtió estos contrastes con una especial lucidez y sirvió desde ellos en bandeja un retrato fiel de la República, con sus luces y sus sombras, sus riesgos y sus certezas. Pero, más aún, el periodista supo introducir en sus artículos su propia preocupación por la modernización y su convicción en el desarrollo sociocultural como factor clave para el progreso. Si Rejano defendió una adscripción a la cultura popular a modo de corrección de la tendencia deshumanizadora de las vanguardias, fue en sus textos periodísticos, con más alcance que en sus poemas, donde manifestó de manera clara y abierta su posición. El suyo era un periodismo local, anclado en Málaga y con aroma a calle; pero a la vez era universal por su intención, su criterio y su vocación transformadora. Juan Rejano siguió en este sentido la mejor escuela periodística del siglo XX en España, la que representó en su época Manuel Chaves Nogales; y lo hizo desde Málaga, con la ciudad como eje fundamental.

El exilio no truncó, ni mucho menos, la fijación de Rejano por el periodismo, aunque inevitablemente a partir de 1939 las formas habrían de ser otras. Tras su llegada a México DF, su experiencia le valió su llegada a la sección cultural de El Nacional, que no tardó en dirigir. Aquella era la plataforma ideal para trenzar vínculos entre la cultura española (depositada, en toda su dimensión histórica, en el exilio) y la hispanoamericana, y Rejano no perdió la oportunidad: de hecho, desde su atalaya periodística fue pionero ya en los años 40 en la creación de un campo común que ciertos próceres tardarían bastante más en reconocer. Rejano se convirtió en maestro de periodistas y en verdadero símbolo de la transformación cultural de México en el siglo XX (con tal determinación que Roberto Bolaño le rindió su particular homenaje entre los poetas de Los detectives salvajes). Ahora, el periodismo que alumbró en Málaga regresa con la lección aprendida. (Málaga Hoy.Pablo Bujalance )