La comunidad catalana en Córdoba es amplia. ABC reúne las opiniones acerca de las elecciones de este domingo de cuatro personas nacidas en las comunidad autónoma en las que se celebran.
«Hay mucho nerviosismo»
El entrenador del Ángel Ximénez de balonmano, con sede en Puente Genil, Fernando Barbeito, ya ha ejercido su derecho a voto para las catalanas por correo. Pero ahí no acaba su compromiso con su tierra natal, y, si habitualmente, se desayuna con el periódico pegado a la nariz, ahora «estoy en un momento de escuchar mucho la radio, ver la televisión y leer prensa, porque estoy muy lejos y me gusta estar al día». A medida que se acerca la fecha del 27, este barcelonés estima que el proceso electoral se está viviendo «con un poquito más de nerviosismo, preocupación e intriga, dependiendo de los ideales de cada uno». Por su experiencia personal, las encuestas que ahora sitúan a «Junts pel sí» con mayoría absoluta, no tienen por qué ser definitivas. «No sería la primera vez que allí se equivocan (ni será la última) o que el voto de los actuales indecisos hagan cambiar finalmente el signo de lo que se había dado por hecho, por eso actúo, quizá, con un poco de recelo, afirmó.
«
Tengo sensación de tristeza»
El investigador del IESA en Córdoba Joan Font, natural de Barcelona, no va a votar en las elecciones catalanas, porque está censado en Córdoba, pero «lo sigo mucho como persona interesada por los vínculos familiares y de amistad muy importante que tengo allí». En su opinión, de la campaña y sus efectos hay que destacar «cierta sensación de tristeza» porque las candidaturas que defienden algo diferente a la independencia «no ha sido capaces de ofrecer ninguna propuesta mínimamente ilusionante». Y, por contra, la estrategia utilizada de «que viene el lobo» por parte de los partidos nacionales no se sabe muy bien qué efectos últimos podría tener sobre el electorado indeciso. «Mi propia madre me comentaba que no lo tenía claro», puso como ejemplo, «porque me consta que hay muchísimos».
«Hay dos posturas antagónicas»
Funcionario de Habilitación Nacional, David Gibert es subdirector General de Turismo del Ayuntamiento de Córdoba, ciudad a la que se trasladó en 2004 desde su Cataluña natal por motivos personales. Gibert tiene la convicción de que el proceso independentista «es el resultado de dos posturas antagónicas, enfrentadas e incapaces de ofrecer concesiones y diálogo para alcanzar un acuerdo que termine satisfaciendo las expectativas de todos. Pienso, además, que el contexto socio-económico que vivimos ha radicalizado más aún ciertos planteamientos». El especialista en gestión turística añade que se siente «catalán y español, y con este movimiento me están obligando a tener que escoger: o catalán o español. Y eso no me gusta. Creo que deberíamos cambiar los actores y los guionistas de la película si queremos tener un final feliz para todos». (Abc. R. A. / J. M.C.
