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lunes, 5 de agosto de 2013

PLANAS BLUES,ARTÍCULO DEL INGENIERO PONTANÉS D. EDUARDO MOYANO ESTRADA.

En este país, la lealtad institucional no es precisamente una de nuestras virtudes políticas. Recordemos la deslealtad del entonces jefe de la oposición, José María Aznar, acusando de “pedigüeño” a Felipe González cuando nuestro Presidente de Gobierno se dejaba las cejas en la cumbre europea de Edimburgo para sacar adelante (cosa que logró) los fondos de cohesión que tan bien nos vinieron.

Si grave fue aquella deslealtad, aún más grave es la que ha recibido el Consejero Planas en plena negociación con el ministro Arias Cañete para la aplicación de la reforma de la PAC. Y es más grave porque ha venido de las filas de su propio partido, incluso de miembros de su propio gobierno, en una actitud desleal sin precedentes.

Los demás Consejeros de Comunidades Autónomas no daban crédito a las críticas socialistas contra Planas publicadas en los medios de comunicación el mismo día de la Conferencia Sectorial de Agricultura la pasada semana en Madrid. El propio Ministro de Agricultura no salía de su asombro ante el (mal) trato que estaba recibiendo del propio partido socialista el Consejero Planas, que había sido una pieza fundamental en la dura, durísima, negociación para defender los intereses de la agricultura española y de la andaluza en particular.

Porque no podemos olvidar que esta reforma de la PAC ha sido la más compleja de todas las que se han producido en la UE, ni tampoco podemos olvidar las dificultades de la negociación para los intereses españoles (y para los agricultores andaluces, que eran los más afectados). Sin entrar en detalles técnicos de la reforma, basta con señalar que la negociación se ha producido en un momento de fuertes restricciones presupuestarias en la UE (con una Europa ampliada a 28 Estados), de un cambio radical en el sistema de pagos directos (con la supresión de los derechos históricos) y de un complejo proceso de toma de decisiones al intervenir por primera vez el Parlamento Europeo, junto con la Comisión y el Consejo (de ministros).

Gracias al buen hacer del Consejero Planas, a su experiencia en Bruselas y a su excelente entendimiento con el Ministro Arias (que, cosa rara en este país nuestro, han puesto los intereses generales por encima de los intereses particulares de sus respectivos partidos), ambos han logrado traerse para España un acuerdo razonable. Un acuerdo que mantiene las ayudas comunitarias en términos parecidos a cómo estaban en el periodo anterior, conservando Andalucía su nivel de apoyo.

Como ocurre siempre que hay una reforma tan compleja como ésta de la PAC, el balance va por sectores, y seguro que hay unos que habrán salido mejor parados que otros. Habrá tiempo para hablar de ello, cuando se cierren los últimos flecos de la negociación tanto a nivel europeo, como a nivel español (la definición de agricultor activo, la regionalización de los pagos,…).

Pero lo que me interesa denunciar aquí, en un momento en el que el consejero Planas ha anunciado públicamente que dejará la Consejería de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente a final del mes de agosto, es la deslealtad institucional de que ha sido objeto mientras negociaba la reforma de la PAC. Creo que no se merecía ese trato un Consejero que durante este año y medio se ha dejado la piel en la defensa de los intereses de la agricultura andaluza.

Parece que en esta Andalucía de nuestros desamores, donde lo que impera es la cultura de la confrontación, no se le perdona a Planas su estilo negociador ni la virtud de encontrar en el adversario político ese punto de convergencia (siempre lo hay, si se sabe buscar) que permite alcanzar acuerdos en negociaciones difíciles.

Sirva este Planas Blues (que tomo del título de una novela de Haruki Murakami) para reconocer su excelente labor al frente de la Consejería. Seguro que muchos agricultores sentirán tristeza por su marcha y lo echarán de menos.