Una limpiadora y su marido, acusados de dar pastillas al anciano en cuya casa la mujer trabajaba en Puente Genil, han negado que fueran ellos quienes suministraran los medicamentos por cuya intoxicación murió el hombre. La mujer, sobre quien la hija del fallecido ha mostrado en el juicio celebrado en la Audiencia Provincial de Córdoba su convencimiento de que mantenía relaciones con su padre, ha negado este vínculo con él, en cuya casa trabajaba y donde fue hallado muerto tres días después de verla a ella y a su marido salir de la casa.
La acusada, aquejada de una manifiesta sordera que ha provocado que declarase a un palmo de distancia del fiscal y las defensas, ha dicho que el 27 de marzo de 2013 fue con su marido a intentar engancharle la luz a su jefe, pero que como no lo consiguieron, se fueron, siendo los últimos en ver con vida al hombre de 75 años de edad.
En su exposición de los hechos, el matrimonio ha incurrido en algunas contradicciones, puestas de manifiesto por el fiscal sobre cómo entraron en la casa del hombre -si les abrió él o la mujer usó la llave que tenía- y el motivo por el que volvieron si por la mañana la acusada ya había estado con él, pues el acusado dijo al principio que fueron para hacerle la comida o para que le hiciera las cosas de limpieza. El hombre niega haber revuelto la casa del anciano y también ha indicado que él no le dio ninguna pastilla porque cuando entró en la casa, el fallecido estaba dormido.
Sin embargo, un vecino ha asegurado que el último día que se vio con vida al anciano vio salir a la limpiadora con su marido de la casa y cuando se percataron de su presencia comentaron que no podían abrir la puerta "pero yo los acababa de ver salir", ha relatado este testigo.
Además, hasta cinco agentes de la Guardia Civil han declarado que fue la propia acusada la que en un primer momento contó que "le tenía miedo a su pareja" y, tras autorizar el registro en su propio domicilio, el hombre fue detenido y tuvo que ser reducido por la fuerza.
Incluso uno de los guardias civiles ha detallado que la mujer les indicó que miraran debajo de una maleta encima de un armario donde hallaron envoltorios de hasta 17 pastillas tranquilizantes, las cajas de los blíster e incluso una linterna negra que pertenecía al anciano. Versión que la acusada no ha mantenido en el juicio explicando que les dijo eso a los agentes el día que hallaron el cuerpo de su jefe "porque la Guardia Civil la obligó", algo que todos los miembros de la Benemérita han negado.
Los agentes que acudieron a la casa del anciano cuando su hijo, alertado por un vecino pues llevaba tres días con la luz encendida, se lo encontró muerto, han explicado que la casa estaba revuelta y el hombre tenía los bolsillos del pantalón sacados.
Por su parte, el director del banco donde el anciano acudía con su limpiadora ha indicado que días antes de su fallecimiento el hombre le había dicho que no le diese ningún adelanto de su paga, motivo por el que la mañana de su muerte pudo haber discutido con la mujer.( El Día de Córdoba.Efe. Fotografía Diario Córdoba. Miguel Angel Salas)
