El Juzgado de Instrucción número 2 de Puente Genil está investigando un supuesto caso de defraudación de IVA en transacciones de bebidas alcohólicas derivadas, remitido por la Fiscalía Anticorrupción. El asunto, que está judicializado desde principios del pasado año, tiene ramificaciones en Cataluña. De hecho, el Juzgado de Instrucción número 2 de Figueras también ha abierto diligencias previas para destapar el denominado «circuito catalán» de este presunto delito fiscal en el Impuesto sobre el Valor Añadido.
Según ha podido saber este periódico, las pesquisas llevadas a cabo hasta la fecha por el órgano pontano han acreditado la realidad de las dos citadas tramas de fraude, consistentes en la importación comunitaria de partidas de botellas de alcohol, la adquisición de dichas partidas en régimen transitorio de IVA a la exportación por sociedades fantasmas, de corta duración y administradas por personas contratadas al efecto, en muchos casos, testaferros.
Este tipo de engaño se conoce como fraude carrusel en el IVA. Consiste en la creación de una estructura empresarial para aprovechar que las entregas intracomunitarias estén exentas de dicho impuesto.
El mecanismo comienza con una venta exenta del impuesto entre una empresa radicada fuera de España (A) y otra constituida en territorio nacional (B). Ambas forman parte de la organización. La sociedad que recibe la mercancía (B), conocida en la jerga del fisco como «trucha», la vende a su vez a otra sociedad (C) de la organización a la que repercute el IVA. Sin embargo, no lo ingresa a Hacienda. Habitualmente este tipo de empresas (B) desaparece sin dejar rastro. Es frecuente que sean sociedades constituidas mediante despachos de abogados que se dedican a crear sociedades en cascada. El presunto fraude se agrava cuando la tercera empresa (C) que recibió la mercancía reclama la devolución del IVA por haberlo soportado.
Causas separadas
Así, la Agencia Tributaria no solo no cobrará el IVA de la operación, sino que, además, se encargará de pagar la devolución. En realidad, supone un vaciamiento de las arcas de Hacienda. La trama se complica cuando se crean más empresas ficticias con las que dificultar el rastro de la mercancía, que en ocasiones ni siquiera existe y se sustituye por la circulación de facturas y albaranes falsos.
Pese a la relación existente entre ambas tramas (la catalana y la andaluza), las causas están judicialmente separadas. Y es que, en realidad, no parece haber más vínculos entre ambas que el hecho de que las importaciones se realizaban a través de un depósito fiscal, localizado en la provincia de Castellón, a través del cual se realizaba la importación y se liquidaban los impuestos especiales. Pero entre ambas redes las «truchas» son distintas, los testaferros son diferentes y los adquirientes finales, también.(Abc. D. D. / R. R. )
