
Pero en esta ocasión, y a diferencia de lo que ocurriera hace tan sólo un cuarto de siglo -en 1984-, cuando el Ayuntamiento de la ciudad, la Diputación y la Junta de Andalucía se volcaron con la efeméride, la fecha pasó ayer sin pena ni gloria en el municipio de la Campiña Sur, sin que ninguna institución, asociación ni colectivo realizara acto alguno para recordarla.
En 1984, la celebración contó con un gran despliegue de medios y se diseñó un amplio programa de actividades, en las que colaboraron activamente el añorado profesor José Segundo Jiménez y el actual cronista de la villa, Antonio Illanes. Se elaboraron diferentes carteles en los que el puente -que es el símbolo de unión entre las dos poblaciones, cada una en un orilla del Genil- se erigió en protagonista, al igual de que los ricos y variados productos pontanenses.
Hasta se editó una historia de Puente Genil cantada en romance de ciego con unos textos e ilustraciones que se repartieron por todos los colegios y que aún hoy todavía se conservan enmarcados en algunos centros educativos de la localidad. Para muchos de los que entonces colaboraron en el evento, parece que fue ayer, aunque 25 años después, el monumento instalado en la glorieta central del puente, esas dos manos entrelazadas sosteniendo espigas y aceitunas que simbolizan el espíritu de la unión que Puente Genil lleva en sus venas, no recibió más visita que la de algunos ciudadanos anónimos que sólo pretendían comprobar si ya han comenzado los trabajos de colocación del tradicional pesebre navideño junto al río. Puente Genil cumplió ayer su 175 aniversario, una jornada histórica, pero que pasó sin pena ni gloria.(El Día de Córdoba)